sábado, 21 de marzo de 2015

EL ESTRÉS Y EL DOLOR DE ESPALDA



El estrés, al menos en su catalogación, apenas cumple ochenta años. En los años treinta el fisiólogo norteamericano Walter Cannon estudiaba mediante rayos X, cómo en los gatos la musculatura intestinal empuja los alimentos hacia el ano pero pronto comprobó que cuanto más se estresaban, más se debilitaba la fuerza de los movimientos peristálticos de sus intestinos y se estreñían. El fenómeno asombró al científico: ¿La ansiedad influye de alguna manera desconocida en el proceso digestivo?Cannon ya sabía que la adrenalinaaumentaba la presión sanguínea, la presencia de azúcar en la sangre y que inhibía la digestión. Lo novedoso fue su asociación con las emociones como causa de alteraciones orgánicas que, si se perpetuaban en el tiempo, podían provocar enfermedades que hasta entonces no se les había atribuido causa alguna.

No fue sin embargo Cannon quien acuño la palabra estrés. Fue un bioquímico húngaro, Hans Selye, autor de un estudio sobre la ansiedad, quién acuñó este término: estrés. Selye se dedicó a alterar la vida de sus ratones, daba igual a qué tortura los sometiese, todos respondían con disfunciones orgánicas de todo tipo. El científico trasladó los datos a los humanos, convencido de que contábamos con un sistema capaz de transformar en síntomas físicos factores emocionales como el enfado, la preocupación, el frío, el calor, la falta de sueño... y describió el fenómeno con el término que hoy en día está extendido por todo el mundo. Todas estas reacciones físicas, consecuencia de alteraciones emocionales, que empezaba a observar, forman parte de un proceso evolutivo iniciado antes de que el hombre anduviese de forma bípeda y nos han permitido sobrevivir a lo largo de estos miles de años; nos preparaban para la lucha o para la huida, y por tanto se puede constatar que se trataba de estímulos muy estresantes y muy intensos, pero cortos, con un principio y un fin delimitados. Como bien explica la fisiología, ese tipo de estrés a corto plazo no provoca prácticamente consecuencias negativas para el organismo.




ESTRÉS Y DOLOR DE ESPALDA, UN PROBLEMA RECIENTE

El problema surge cuando el cuerpo genera reacciones estresantes una tras otra, aunque sean de baja intensidad, pero permanentes en el tiempo; el cuerpo pasa a encontrarse en un constante estado de alarma. A esta circunstancia hay que añadirle dos hechos que empeoran la situación:

1- Está estudiado que hoy en día, en los países avanzados dormimos de media una hora menos que hace sesenta años, y esto significa que nos reponemos peor del agotamiento que genera el constante estado alarma.

2- Estos mecanismos de alarma, generados por el estrés, estaban destinados a “atacar” o “huir”, y sin embargo hoy los soportamos sentados en una silla del despacho, sin desahogar físicamente la energía contenida, manteniendo un estado de desequilibrio nervioso que acaba alterando el funcionamiento visceral.

Por eso, hoy en día intentamos salir de esta situación de alarma constante buscando estímulos estresantes intensos que nos retrotraigan a nuestra vida primitiva, nos disfrazamos de pequeños guerreros corriendo detrás de un balón o de forma ficticia bordeamos situaciones límite tirándonos de un puente sujetos por una cuerda elástica...

Cuando toda esa energía generada por el estrés cotidiano no se libera, por ejemplo haciendo ejercicio, el individuo entra en una situación de disconfort que intentará mitigar otorgándose premios y recompensas alimentarias (dulces, café, comida basura). Esto suele ser uno de los primeros síntomas de un individuo estresado.


EXPLICACIÓN DEL ESTRÉS DESDE LA MEDICINA MODERNA

Hoy en día, casi todos las áreas de la medicina asumen que el estrés es una de las causas, a veces la principal, de muchas dolencias que aquejan a los pacientes.
La visión que ofrece la medicina moderna respecto del estrés ofrece dos caras:
Por un lado se reconoce la relación directa entre el estrés y muchas patologías de diferentes especialidades médicas; dermatología, digestivo, ginecología, urología... Sin embargo, la forma de abordar estas patologías es la misma que si el origen no fuera el estrés, es decir, únicamente se trata de aplacar el síntoma, sin tener en cuenta la causa.
En el campo que más nos interesa, el dolor músculo-esquelético, el análisis es tan simplista que roza el ridículo; únicamente relaciona el estrés con el aumento de la tensión muscular, sin profundizar mucho más en la relación del estrés (y mucho menos de los problemas emocionales) con las dolencias músculo-esqueléticas.


EXPLICACIÓN DEL ESTRÉS DESDE LA MEDICINA ORIENTAL

Básicamente el estrés actúa sobre nuestro organismo de la misma forma que cualquier sobrecarga o agresión emocional que genere crispación y por tanto afecta en primer lugar alelemento madera de la medicina china (hígado-vesícula biliar) y frecuentemente los primeros síntomas que aparecen son los del elemento siguiente: el fuego (intestino delgado- sistema circulatorio y sistema nervioso) y a largo plazo acaba afectándose el elemento previo: el agua (riñón-vejiga)
Esta visión determina respecto al sistema músculo-esquelético la siguiente norma:
- El estrés a corto plazo provoca somatizaciones en la región dorsal y sobre todo cervical. En ocasiones más aisladas también repercutirá en la región lumbar derecha si existe una alteración del intestino delgado (como ya he explicado en el capítulo del intestino delgado).
- El estrés a largo plazo provoca somatizaciones fundamentalmente en la región lumbar. Por eso, sea cual sea el síntoma que está generando el estrés, una parte del tratamiento siempre irá encaminado a equilibrar el hígado y la vesícula biliar, aumentando así la capacidad de soportar el estrés, por este motivo estos órganos son tan importantes hoy en día en la medicina natural. Secundariamente y en función de los síntomas que se presentan, se tratarán de equilibrar otros órganos.
Es importante recalcar que el estrés que padecemos cada día, sin ninguna connotación emocional concreta, es decir, la sobrecarga de trabajo, las prisas o, simplemente, el que conlleva la costumbre tan extendida hoy en día de quitarle a nuestro organismo horas de descanso o de sueño, en numerosas ocasiones provoca que conflictos emocionales silentes, que hasta ese momento no habían provocado ninguna somatización, comiencen a hacerlo, actuando este estrés como un desencadenante que rompe con facilidad un equilibrio precario.

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