viernes, 17 de febrero de 2017

El sentido del tacto y el masaje



Desde el momento del nacimiento, el sentido del tacto es nuestro modo de comunicación con el mundo que nos rodea.

Cuando un bebé se encuentra incómodo, por algún dolor, porque está mojado, por molestias, etc., nos lo hace saber mediante el llanto y nosotros con una simple caricia le estamos transmitiendo cariño, seguridad, afecto y en muchos casos, alivio a sus molestias.

Mediante el tacto percibimos diferentes sensaciones de estímulos de carácter muy distinto. Estos estímulos se pueden diferenciar según su temperatura, consistencia, forma, rugosidad, etc.

Esos estímulos interaccionan con nuestro cuerpo estimulando diferentes receptores sensitivos especializados en discriminar incrementos o decrementos de temperatura, de diferentes presiones, etc. 

Cuando nos dan un masaje, el terapeuta mediante las diferentes técnicas que utiliza es capaz de estimular selectivamente unos u otros receptores, para conseguir un efecto localizado o global en el paciente. 

Así el terapeuta utilizará la estimulación de unos receptores de presión u otros, dependiendo de si queremos conseguir un efecto general relajante o estimulante, por ejemplo.

Además normalmente el aumento progresivo de temperatura suele llevar a un estado de relajación mientras que un descenso de temperatura conlleva generalmente un efecto estimulante tanto en el sistema circulatorio como el sistema osteomuscular.

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