viernes, 17 de febrero de 2017

El sindrome de la oficina enferma.


Con el paso del tiempo la sociedad se ha desarrollado y, con ello, han desaparecido ciertas profesiones y han aparecido otras. En la actualidad, el porcentaje de personas cuya jornada laboral se sitúa en una oficina, sentados frente a la pantalla de un ordenador durante ocho horas, ha sufrido un crecimiento espectacular.

Podemos pensar que los trabajos de antes conllevaban una mayor cantidad de lesiones, debido a su carácter físico, pero esto no es así. La primera causa de absentismo laboral, con un 85%, está relacionada con trastornos músculo-esqueléticos. Las bajas causadas por las enfermedades relacionadas con un trabajo sedentario de oficina han sido bautizadas como “síndrome de la oficina enferma”.

Mantener una misma postura durante largos periodos de tiempo o buscar posiciones que nos parezcan más cómodas pero que en realidad no lo son, son los principales causantes de la aparición de problemas cervicales, lumbares, vertebrales... y, también, de dolores de cabeza o fatiga visual.

Pero las afecciones no solo afectan al plano físico. A nivel psicológico, nuestra salud también puede verse comprometida: depresiones, falta de concentración o estrés se convierten en problemas muy acusados y generadores de bajas.

Para evitar la aparición de estas afecciones existen diversas actividades que trabajan el fortalecimiento de nuestros sistemas esquelético y muscular. Para corregir nuestros malos hábitos posturales, terapeutas y médicos del trabajo han desarrollado varios programas que nos enseñan a estirar los músculos de la espalda con el objetivo de evitar la aparición de este tipo de molestias y lesiones.


CONSEJOS

El “síndrome de la oficina enferma” aparece, en España, en la mitad de los casos y para evitar que el porcentaje siga aumentando, los especialistas han publicado una serie de recomendaciones básicas para todos los “oficinistas”:

- La silla. Dónde nos sentamos es fundamental. Si pasamos ocho horas en una silla es vital que ésta sea ergonómica, que cuente con respaldo y reposabrazos y, por supuesto, podamos regularla a nuestra altura. La cabeza y el cuello deben estar en posición recta y los hombros relajados.

- La mesa. La altura de la mesa y el espacio para las piernas no pierde importancia. Es más, contar con un reposapiés puede suponer un gran diferencia y un gran beneficio para nuestra salud.

- El ordenador. Para evitar la fatiga visual o los molestos dolores de cabeza, nuestro ordenador debe situarse a unos cuarenta centímetros de distancia y el borde superior del monitor debe estar al nivel de los ojos.

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