La fisioterapia aplicada a las molestias y dolores en la zona del cuello incluye tanto tratamientos activos como tratamientos pasivos. Los tratamientos pasivos te ayudan a relajar tu cuerpo, al tiempo que te prepararan para el ejercicio terapéutico, que es la parte activa de la fisioterapia.
Algunos de los tratamientos activos más usuales para tratar con fisioterapia el dolor de cuello incluyen:
Masaje del tejido profundo. Esta técnica de masaje actúa sobre la tensión muscular crónica, que es una tensión que se acumula en tu cuello debido a las tensiones del día a día. El terapeuta aplica presión con sus manos directamente en los músculos del cuello y los fricciona para tratar de liberar la tensión en los tejidos blandos (ligamentos, tendones y músculos).
Terapias de frío y calor. El terapeuta puede utilizar el calor para lograr que fluya una cantidad mayor de sangre hacia la zona afectada. Un mayor flujo sanguíneo lleva una mayor cantidad de oxígeno y nutrientes a la zona afectada. Además, facilita el procesamiento de los productos residuales que generan las contracturas musculares, lo cual también contribuye a la sanación.
Por otra parte, la terapia de frío ralentiza la circulación de la sangre, contribuyendo de esta forma a reducir la inflamación, las contracturas musculares y el dolor. Si es conveniente, el terapeuta podría alternar terapias de calor con terapias de frío.
Estimulación eléctrica nerviosa transcutánea (TENS). Una máquina de TENS emplea corriente eléctrica de baja intensidad variable para estimular los músculos. Suena atemorizante, pero en realidad no es nada doloroso. Se adhieren electrodos a la piel y estos envían un flujo suave de corriente eléctrica a puntos claves de los canales nerviosos.
El TENS contribuye a reducir las contracciones musculares y se cree que activa la secreción de endorfinas, que son los calmantes de dolor que produce naturalmente el cuerpo humano. Incluso existen pequeños aparatos de TENS de uso doméstico que se pueden emplear en casa, siempre y cuando el especialista lo considere conveniente.
Tracción. Tracción significa que el terapeuta tratará de estirar y movilizar tu columna para que el dolor reduzca y recobres movilidad. La tracción se puede realizar manualmente o con la ayuda de un dispositivo mecánico de tracción.
Ultrasonido. Al incrementar la circulación sanguínea, el Ultrasonido ayuda a reducir las contracturas musculares, calambres, inflamación, rigidez y el dolor. Esto es posible debido a que envía ondas de sonido que llegan hasta lo profundo de los tejidos musculares, generando un calor suave que facilita la circulación y la curación.
En la parte activa de la terapia, el terapeuta te enseñará distintos ejercicios para trabajar tu flexibilidad, fuerza, estabilidad y rango de movimientos ( la facilidad con que se mueven tus articulaciones).
Debes tener en cuenta que los programas de terapia son individualizados y se diseñan en función de la salud y el historial médico del paciente. Lo más probables es que los ejercicios que realices no sean apropiados para otras personas con dolor de cuello.
Lo cierto es que es muy fácil hacerse con hábitos que dan lugar al dolor de cuello: encorvarse sobre el escritorio de trabajo; llevar los hombros hacia delante o escribir en el teclado del ordenador con los hombros en tensión.
Tu terapeuta puede ayudarte a dejar estos malos hábitos posturales y a desarrollar nuevos para incorporar principios de ergonomía a tus actividades diarias. Conversa con él o ella sobre tu rutina de vida y entorno laboral para que pueda darte recomendaciones sobre las mejores formas de evitar que vuelvas a lesionarte.
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