Cuando las manos expresan lo que siente el corazón, el masaje se convierte en un arte,(aparte de su parte científica ya sabida) en una forma muy buena de comunicación no verbal que trasmite calma, emociones, sabiduría, ciencia y calor. Lo que la música es al oido o la belleza a la vista, es el masaje al tacto, una sinfonía de diferentes sensaciones ,un intercambio de energías, una manera de mejorarnos en todos los aspectos.
Más allá de sus valores terapéuticos, los más importantes en mi opinión, el masaje puede también ser un bálsamo espiritual que ahuyente por momentos los fantasmas de la mente. No van separados.
A lo largo de miles de años, los distintos pueblos han encontrado la manera de aliviar las tensiones que se padecen. Japoneses, suecos, chinos, coreanos, hindús o tailandeses han desarrollado técnicas muy eficaces para amasar músculos, estimular nuestra energía corporal, movilizar articulaciones y relajar el cuerpo.
Muchos de los “males” que aquejan a nuestra sociedad actual, están y se acumulan en la mente. El estress, los nervios, ansiedad, falta de comunicación, etc…Algunas veces, o muchas veces, un intercambio que llene de tacto algunos de nuestros vacíos, una energía entregada sin reservas, puede ayudar a que nos sintamos mejor, claro está, complementándolo con otras disciplinas , ya que los milagros no existen, ayudan y complementan.
Con toda la información disponible que tenemos a nuestro alcance, hoy más que nunca el cuerpo puede ser un camino para poner en orden algún hueco difuso de las emociones.
Como suelo decir habitualmente, para disfrutar de estas sensaciones, de un buen masaje, del placer y del bienestar que producen, uno ha de abatir las defensas mentales en esos instantes , y abandonarse sin reservas.
No es fácil dar un buen masaje , pero tampoco lo es saber recibirlo. Abandonándose, dejándose llevar, seremos capaces de percibir el tacto consciente, la temperatura, la delicadeza.. y sentir como cada toque, transmite un caudal increíble de información que el cuerpo capta y transforma de forma inmediata en sensaciones definidas y placenteras.
No es menos cierto, que el masajista ha de ser un profesional y así siempre que el contacto esté bién hecho, inspire confianza, y denote bienestar, aparecerá esa entrega ya dicha, y la distensión de la persona, cosa que no es difícil, ni hace falta más que dedicación y estudio, no tener dones especiales, ni espaciales. Para que la persona lo logre , estaremos relajados, y centrados en lo que estamos haciendo. Actuar sin prisa (cosa dificil hoy día), da significado a cada movimiento y con el tiempo nos hará estar dotados de esa especial intuición del cuerpo.
Siendo como soy, un masajista que me encanta mi trabajo,..esa química que se puede transmitir ,ese intercambio,el bienestar que se produce, quería hablar también de este aspecto fundamental del masaje, como lo es la unión indivisible cuerpo-mente-espíritu, dejando por un segundo de lado su lado terapéutico más puro, para explicar estas cuestiones.
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