La esencia de los efectos del masaje es en primera instancia lo que ejerce de manera mecánica y por fenómenos físicos en los tejidos; y en segundo lugar (pero no menos importante) su acción neurorefleja al estimular los receptores cutáneos (exteroceptores), los ubicados en músculos, tendones y ligamentos (propioceptores), y los alojados en las paredes de los vasos del sistema circulatorio. Por las vías sensitivas los impulsos pasan al sistema nervioso central alcanzando distintas zonas en médula espinal, hemisferios y corteza cerebrales, y provocando entonces cambios funcionales en el organismo. Veremos a continuación tales cambios en las distintas organizaciones anatomo-funcionales:
Piel: La manipulación de la misma estimula la producción y liberación local de un neurotransmisor llamado Sustancia P, el cual produce vasodilatación local y, por ende, un aumento de temperatura de 2 a 3 ºC. El calor lleva a un ablandamiento de los tejidos y el estiramiento de los tegumentos relaja sus fibras, estos dos elementos inducen a aumentar la elasticidad de la piel.
Sistema circulatorio: Las formaciones de histamina y sustancias derivadas que se presentan bajo la acción de los estímulos cutáneos del masaje viajan por el torrente sanguíneo y linfático a todo el organismo ejerciendo cambios benéficos en los vasos de diferentes órganos y sistemas, aumentándose significativamente la circulación en piel y músculos; resultado que también se consigue gracias a la apertura de los capilares por la acción mecánica del masaje. Esta modificación benéfica colabora con el retorno sanguíneo al corazón, ayuda a la oxigenación y alimentación de los tejidos optimizando el metabolismo celular y favoreciendo la eliminación de desechos celulares. La circulación linfática también se ve beneficiada. Estos efectos llevan a una mejor relajación corporal, a una baja del gasto y ritmo cardíaco, y a una disminución de la presión sanguínea. También está comprobado que aumenta el número de glóbulos rojos y blancos (neutrófilos y linfocitos del tipo “células asesinas naturales”).
Sistema muscular: El masaje tiene un papel crucial en la nutrición de los músculos importantísimo para la recuperación en la capacidad de trabajo neuromuscular. Este proceso se debe al mejoramiento del metabolismo en los músculos y a la acetilcolina, liberada por la estimulación propioceptiva, que eleva la velocidad de transmisión de la excitación nerviosa a las fibras musculares. Los vasos musculares se dilatan por la liberación de histamina, aumentando la temperatura de los tejidos sometidos al masaje lo cual activa los procesos de glucogenólisis y gluconeogénesis elevando así la velocidad de contracción de los músculos. Esto se traduce en una reducción de la fatiga, una más veloz recuperación de la fatiga y en una actividad y coordinación muscular más efectiva al mejorar la capacidad de mantenimiento neuromuscular. El masaje también logra relajar los músculos tensionados, los cuales a su vez dejan de ejercer presión sobre los vasos linfáticos y sanguíneos, ayudando a la expulsión de histamina y adrenalina (elementos químicos causantes del cansancio muscular). Entonces tiene un efecto calmante selectivo, porque al eliminar los deshechos de las células hace que los sistemas venoso y capilar se abran, entrando simultáneamente gran cantidad de oxígeno y nutrientes, que mejorarán ampliamente el estado funcional de los músculos. Por eso el masaje ayuda a lograr mayor fuerza muscular, disminuye los dolores musculares y también la intensidad del dolor post ejercicio.
Sistema osteoarticular: Mejorando el suministro sanguíneo de la articulación y los tejidos que la rodean, eleva la formación y circulación del líquido sinovial. Aumenta la elasticidad del aparato ligamentoso, dando lugar a la distensión de las fascias o aponeurosis contraídas. Al sumar esto a la relajación de las tensiones y contracturas musculares obtenemos mejoras en la amplitud del rango de movimiento articular. La masoterapia beneficia al sistema óseo favoreciendo la absorción de calcio por el mismo.
Aparato digestivo: En los intestinos aumenta la motilidad gastrointestinal mecánicamente y por incremento del tono vagal. También es sabido que una de las ramas del vago se extiende por el tracto gastrointestinal controlando la secreción de la insulina y la glucosa, hormonas que intervienen en la absorción de nutrientes. Por eso el masaje mejora la nutrición y optimiza el proceso de digestión.
Sistema Nervioso: Favorece la capacidad para recibir estímulos por aumentar el umbral de excitación; excepto para el dolor, cuya percepción se disminuye. Está comprobado que el masaje incrementa las conexiones neuronales (sinapsis). Ambos efectos favorecen el surgimiento de impulsos aferentes o sensitivos del sistema nervioso, dando una mejor respuesta eferente o motora hacia todo el organismo, con lo que también se logra una mejor conciencia corporal útil para una relajación optimizada y un aumento en la efectividad de las funciones del cuerpo. Además la masoterapia aumenta la actividad parasimpática y mejora las habilidades cognitivas y de aprendizaje.
Metabolismo: Hemos visto que el masaje aumenta la temperatura de la zona tratada, incrementando el flujo sanguíneo por vasodilatación aportando más oxígeno, mejorando así la actividad metabólica. También ocurren, gracias a esta terapia, cambios beneficiosos en el equilibrio de hormonas y neurotransmisores. Disminuye los niveles sanguíneos de cortisol (hormona del estrés) y el exceso de catecolaminas (relacionadas con la hipertensión arterial y el estrés). Disminuye los niveles sanguíneos de residuos de creatinquinasa luego del ejercicio. Aumenta la serotonina (neurotransmisor). Aumenta la melatonina (que se cree que regula los períodos de sueño). Es muy interesante el hecho de que el masaje aumenta la producción de endorfinas (la llamada “morfina interna” por sus estructura química similar y, por ende, sus mismos efectos de analgesia y bienestar), pero de que esto solo sucede cuando en el paciente existen dolores; está demostrado que en personas sin ninguna queja álgida el masaje no aporta un aumento significativo de sustancias opiáceas endógenas. Es como si el cuerpo supiera cuándo se necesitan de verdad.
Se ha demostrado que el masaje tiene un efecto positivo en prácticamente todos los sistemas. Y resulta beneficiado tanto el que lo recibe como el que lo da. Teniendo estos conocimientos, podemos utilizarlos como base para entender los fundamentos científicos de la acción terapéutica del masaje en diferentes patologías y afecciones.
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