jueves, 26 de enero de 2017

¿Fascitis o Fasciosis plantar?



Habitualmente y popularmente se conoce como fascitis plantar al síndrome doloroso a nivel de la fascia plantar; sin embargo, si consideramos que no suele apreciarse una inflamación aguda clásica resulta poco apropiada y vágamente descriptiva dicha denominación.

Con el término fasciosis plantar se designa un cuadro de degeneración de la fascia plantar, que puede cursar con o sin dolor y en cuyo caso aparezca se refiere a la mitad interna de la fascia plantar y a veces alcanzando la región inframaleolar medial. Existe, además, una serie de terminología asociada a fascitis/fasciosis plantar que cuando menos se presta a confusión, tal es el caso del llamado espolón calcáneo, que paradójicamente puede manifestarse como síndrome doloroso sin la presencia de espolones óseos en el calcáreo.

Por lo tanto cuando hacemos referencia a este proceso (fasciopatía plantar) que se caracteriza más vivamente por dolor a nivel de la porción medial de la fascial plantar, más bien cercana al calcáneo, en especial al apoyar el pie desnudo, en el suelo; puede usarse la terminología tradicional de fascitis plantar (aunque como he comentado no describe rigurosamente los cambios tróficos y estructurales de la fascia plantar). Sin embargo, si hacemos referencia, desde un punto de vista más descriptivo de la morfología e histología de la fasciopatía plantar esta nueva denominación de fasciosis plantar se ajusta más estrechamente a la realidad fisopatológica.

Etiología 

Al igual que cualquier otro tejido ricamente colagenificado, la fascia plantar, está expuesta a cambios altamente exigentes, bien sea a través de las fuerzas mecánicas que actúan sobre ella, como la capacidad que tiene de solventarlas. principalmente en deportistas dichas fuerzas pueden desbordar su capacidad regenerativa y adaptativa con lo cual los microtraumas de repetición son la principal génesis de las alteraciones estructurales observadas en pacientes con este síndrome de fasciopatía plantar.

Microscópicamente se puede observar, en estos pacientes, una degeneración y desorganización extracelular, en especial de las fibras de colágeno. Incluso en ciertos puntos del tejido pueden observarse focos de necrosis y formación de sustancia mixoide (acúmulo de sustancias mucoides por degeneración del material fibrilar de la sustancia fundamental).

La transmisión de fuerzas especialmente dañinas hacia la fascia plantar (fuerzas de compresión y cizallamiento), responde a causas tanto extrínseca como intrínsecas y en este último caso no solo propias del pie sino, y sobre todo, aquellas heredadas de toda la cadena miofascial correspondiente, que se inicia con el orígen de la musculatura isquiotibial. 

Signos y síntomas

La aparición de dolor a nivel de la cara plantar del calcáneo y más específicamente sobre el borde interno del orígen de la fascia plantar es un síntoma bastante característico. En particular el dolor se inicia al apoyar el pie en el suelo, al levantarse de la cama por la mañana. Este dolor empeora al apoyar el talón en el suelo, especialmente en la fase propulsión de la marcha y mejora algunos minutos después de iniciar la actividad, para reaparecer hacia el final del día. En deportistas el dolor se alivia a continuación de la fase de calentamiento deportivo y reaparece con la sobrecarga. En fases más crónicas puede hacerse más o menos permanente e incluso aparecer durante el descanso.

Diagnóstico

La aparición de dolor durante la dorsiflexión del pie y presión firme mantenida sobre el calcáneo nos indica la probabilidad de fasciosis plantar. El dolor también puede estar presente a lo largo de la mitad medial de la fascia plantar. La evidencia radiográfica de un espolón calcáneo puede confirmar el diagnóstico, aunque su ausencia no lo descarta.

La musculatura de la cadena flexora del miembro inferior puede presentar signos de tensión y restricción funcional, por lo que se ha de investigar antecedentes de lesión en el tendón calcáneo, contracturas u otras lesiones en los gastrocnemios (en especial el gemelo medial) o el bíceps femoral. Estos antecedentes no son responsables directos de la fasciopatía plantar pero colaboran en su etiopatogenia.

Se ha de tener presente que existen otras patologías que también cursan con dolor en el calcáneo y que han de diferenciarse de la fasciosis plantar. El dolor, de calidad punzante, en la cara plantar del calcáneo, en especial al quitarse el calzado, con ligera sensación de calor, enrojecimiento e hinchazón, es más indicativo de bursitis calcánea. El dolor irradiado desde la región lumbar y glútea hacia el talón puede ser indicativo de una radiculopatía en S1.

Tratamiento


La actual visión que la terapia manual tiene de la fasciopatía plantar se encuadra en el nuevo paradigma terapéutico: discernir entre fascitis o fasciosis plantar no es un mero hecho dialéctico, va mucho más allá, nos da una visión de conjunto que guía el tratamiento de esta patología en tres frentes. El primero de ellos va dirigido a aliviar el cuadro doloroso. En este sentido se indica al paciente una serie de cambios de hábitos como dar pasos pequeños; evitar caminar descalzo o con calzado plano, en su lugar sustituirlo por tacón o alzas en el talón, de manera que el peso corporal se redistribuya más adelante del pie y disminuya la tensión postural sobre la fascia. La actividad física, sobre todo la que implica impacto debe reducirse al mínimo.

El segundo pilar del tratamiento esta sustentado por la terapia manual. En este sentido es importante comprender que la fascia plantar es parte una cadena miofascial que se extiende desde la región sacra hasta la misma. Por tal motivo estará dirigida a aliviar las tensiones mediante movilizaciones miofasciales, técnicas de liberación MF y estiramientos mediante masoterapia de los vientres musculares implicados y en especial aquellos susceptibles de desarrollar más tensiones o acortamientos.

El tercer puntal del tratamiento va dirigido a favorecer la regeneración de la fascia lesionada. Para ello existen algunos caminos. Algunos de ellos están demostrando una gran efectividad, como es el caso de la Electrólisis Percutánea Intratisular (EPI), que provoca una reacción química en el foco de la lesión, dando lugar a una destrucción del tejido necrosado y degenerado y estimulando la regeneración natural del mismo. Este método además de ser muy eficaz proporciona una rapidez asombrosa en los resultados que se consiguen. No obstante, como expliqué anteriormente no es el único camino. La terapia manual sigue siendo tan eficaz como antaño, aunque cierto es, menos rápida en los efectos que logra.

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