La masoterapia es un conjunto de técnicas manuales que tienen como objetivo rehabilitar lesiones corporales y enfermedades. Tiene distintos fines y aplica diferentes tipos de técnicas manipulativas para paliar disfunciones de, entre otras muchas, el aparato circulatorio, el sistema muscular, estructuras ligamentosas o tendinosas, el sistema linfático o los tejidos cutáneos.
El masaje es la manipulación a través de la fuerza y técnica de las manos sobre la superficie corporal, la musculatura y tendones o ligamentos, ya sea en un punto concreto o una zona más amplia, con unos fines terapéuticos y para alcanzar unos efectos deseados.
En el mundo de los masajes y las terapias manuales podemos encontrar una gran variedad de técnicas propias de la fisioterapia: el masaje terapéutico, el masaje transverso profundo, el drenaje linfático, la liberación miofascial, el masaje deportivo, el crio-masaje, el masaje del tejido conjuntivo, el masaje del periostio, el masaje de Dicke, técnicas neuro-musculares, los puntos gatillo, el masaje relajante… la masoterapia es el conjunto de todas estas técnicas manuales cuyo fin es sanar y rehabilitar las lesiones corporales.
Por tanto, resulta complicado trazar una línea definitoria que acote la masoterapia, pues al tratarse de un cúmulo de técnicas, su límite se encuentra desdibujado y en constante metamorfosis. Históricamente se podría hablar de la masoterapia como la agrupación de distintas técnicas de masaje con fines médicos, y uno de los pilares básicos en los que se sustenta la fisioterapia moderna.
La masoterapia es por tanto la suma de varias técnicas manipulativas, y por ello no hay una técnica que defina la masoterapia por sí misma. A continuación detallamos las más empleadas o conocidas:
Masaje básico: tiene como finalidad el correcto funcionamiento del aparato circulatorio, con el beneficio a las células que esto conlleva: aporte rico de oxígeno y nutrientes, purga de elementos de desecho, etc. Se consigue a través de una combinación de amasado, compresiones, deslizamientos largos y más o menos profundos, vibraciones, estiramientos y contracciones. Se eliminan así contracturas y dolores musculares, la sensación de fatiga, o la pesadez corporal.
- Masaje deportivo: indicado para los practicantes de cualquier tipo de deporte. En este caso se hace hincapié en el sistema muscular, así como en las estructuras tendinosas o ligamentosas y sus posibles disfunciones (tendinitis, roturas de fibras, distensiones musculares, roturas de ligamentos, sobrecargas musculares…). Se incluyen en este apartado las lesiones osteo-articulares como los esguinces o las bursitis. Son tratamientos más clínicos que los que persiguen un efecto meramente relajante.
- Masaje estético: persigue romper el tejido adiposo (cúmulos de material graso) mediante movimientos específicos de drenaje que hacen estallar las cápsulas de grasa subcutánea para ser absorbidas por el propio organismo, consiguiendo minimizar los estragos de la celulitis y la piel de naranja. También sirve para la regeneración de los tejidos, lo que se traduce en una piel más tersa y elástica.
- Masaje transverso profundo o de Cyriax: consiste en movilizar el tejido en el lugar exacto de la lesión mediante la fricción de forma transversa a la estructura lesionada. Es necesario que alcance las estructuras profundas, atravesando piel y el tejido celular subcutáneo, para acceder a los músculos, los tendones y los ligamentos lesionados. Así se consiguen como efectos terapéuticos la sensación de analgesia y la reordenación de las fibras de colágeno.
- Drenaje linfático: se trata de un masaje suave y rítmico para agilizar la evacuación de toxinas y que estimule el sistema linfático. Sirve para tratar problemas relacionados con la retención de líquido, el acné, eccemas, inflamaciones y circulatorios en general. Puede emplearse arcilla que nutre y tonifica, a lo que agregamos la acción terapéutica de los fitoextractos.
- Liberación miofascial: el síndrome miofascial refiere un cuadro de dolor localizado de origen muscular, que consiste en una banda tensa, identificable por palpación, y en cuyo núcleo se encuentra el punto gatillo, comúnmente conocido como nudo o pelota. Se emplean técnicas como la digitopuntura o la punción seca.
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