Las personas mayores, de forma natural, tienden a tener una menor flexibilidad, por degeneración de las articulaciones, y por pérdida de masa muscular. También suelen tener peor circulación sanguínea, lo que provoca otra serie de patologías. Por otro lado, a nivel de descanso y sueño tienen más problemas
El masaje en personas mayores tiene claros beneficios sobre los puntos que acabamos de mencionar. Al aumentar la circulación sanguínea con un masaje suave, se mejora la oxigenación de la piel, y se ayuda a eliminar toxinas de la misma, mejorando su aspecto. Al movilizar las articulaciones de forma pasiva, se disminuye el dolor y la inflamación.
En el caso de personas diabéticas, el aumento de riego sanguíneo y la hidratación de la piel, sobre todo en las piernas ayuda a prevenir úlceras. Cuando existen lesiones ayuda a recuperarse más rápidamente. Y por supuesto, ayuda a la relajación, a nivel físico y mental, y produce un aumento de la autoestima.
El masaje en la tercera edad presenta ligeras diferencias con respecto a otro tipo de masajes. Por ejemplo, suele ser más suave, y los estiramientos en las articulaciones, como hombros y caderas, han de realizarse con especial cuidado, atendiendo a las características propias de las personas mayores, y siempre de forma individualizada.
Antes de someterse a un masaje, siempre hay que comentar al profesional las dolencias que pueda padecer, para ajustar el masaje y que éste sea seguro.
Es una buena idea procurar que nuestros mayores reciban masaje de forma periódica, ya que para ellos, además de un placer, es una buena forma de mantener y aumentar su salud.
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